lunes, 30 de diciembre de 2013

Suerte es poder guardar tu corazón bajo su manga.

Ella bailaba mejor que yo 
y jugaba mejor a los videojuegos,
pero creo que yo tenía más ritmo,
 y ponía más cartas sobre la mesa.

Sobretodo apostaba por el As de corazones, 
«Juégatelo todo a ella», decía el mío. 
«Juégatelo todo por ella», decía yo.

Y es que al final todo es cuestión de manos, 
de una buena mano en el juego,
de unas buenas manos en el amor. 

Por que eso de "afortunada en el juego, desafortunada en el amor" lo puse en duda el día que te conocí, y tus manos se volvieron la excepción que anula la regla.

Y será por reglas que estoy dispuesta a romper contigo.

Yo no quiero que sonrías cuando te sientas triste, 
ni que pongas buena cara cuando algo no te guste.

Por que sabes que te beso encantada los labios, 
pero si lloras me decanto por tus ojos. 

Por que llegas a casa y se encienden las luces sin tocar ningún interruptor,
por que en tu presencia deja de hacer frío y se me calienta el corazón.

Que yo te quiero por que vienes de frente, y tu cara es lo más bonito que existe.
Por que aunque me dieras la espalda me quedaría mirándotela hasta que te desenfadaras.

domingo, 8 de diciembre de 2013

A fin de cuentas lo importante es que me gustas.

A mí me gustas por que cuando sonríes el mundo deja de importante menos, para importarte más. Por que empiezas a ser más tú y menos lo que ellos quieren que seas.

Empiezas por todos sin necesidad de acabar en ti, porque todos ellos son quienes hacen del camino un buen lugar para quedarse a vivir. Y son ellos la razón por la que has dejado de pensar en ti; mientras ellos, sin pensar, hacen por ti lo que tú intentas hacer por ellos.

Te hacen feliz. 

Y tú me haces feliz a mí y eso que ni tan siquiera recuerdas mi nombre, 
pero que importa si el tuyo es el motivo de que yo esté aquí. 

Que estoy harta de tener que huir para poder encontrarme, con lo fácil que fue encontrarte a ti con los ojos cerrados y el corazón sordo. Por que huía con los brazos abiertos y fue sobre tu espalda donde los cerré. Y por primera vez me encontré, sana y salva. 

Abrí los ojos y tú fuiste lo primero que vi.

Te recuerdo con tu mochila amarilla, con tus ojos marrones y con el corazón más rojo que he visto nunca. Fue entonces cuando me miraste y me descubrí latiendo dentro de mí, y a ti dentro de mi también. Y supe en ese instante que jamás podría dejar de escucharte, que jamás querría volver a cerrar los ojos, ni insonorizar el mundo.

Porque te había encontrado.

Huyendo en mi búsqueda te había encontrado,
encontrándome así a mí.

Y perderte querría decir perder el rumbo
y perderme a mí.

Perdernos.

Y eso sólo lo concibo en plural,
contigo.


martes, 19 de noviembre de 2013

Por eso desde que tú no.

Hoy tengo que confesarte que en los peores bares te veo más bonita de lo habitual,
por eso me cuesta tanto salir y tan poco entrar ahora que ya no estás. 

Te fuiste, pero igualmente te quedaste en el motivo del primer trago, 
y me miraste toda la noche desde el fondo del vaso, 
mofándote de mi inútil forma de olvidar que no hace más que recordarte.

No eres consciente de que podría haberte querido toda la noche,
incluso podría haberte soñado toda la vida,
si hubieses querido quedarte,
si, por una vez, no hubieses decidido huir.

Y es que los buenos días se hicieron cuando tú abriste los ojos,
por eso ya nunca quiero que amanezca.

Por eso malvivo de noche,
y me muero cada día.


viernes, 25 de octubre de 2013

La banda sonora de mi vida suena a ti.

Aún recuerdo cuando escuché tu silencio por primera vez,
de hecho, al principio, casi todo eran silencios. 

Y yo me fui encariñando de ellos como, más tarde, me fui enamorando de tu voz. 

No podría explicarte lo que sentí la primera vez que fue tu voz y no la voz de Madrid lo que inundo aquella habitación de hotel en la que comprendí que estaba enamorada de ti, pero también de Madrid, porque ella te había traído a mí.

En cambio, rompí con ella y te paseé por sus calles, 
por todas y cada una de sus calles sin soltar tu mano, 
besándonos y tentando a todos los semáforos. 

Rojo, te beso; verde, también.
Ámbar, cruzamos rápido para besarnos en la otra acera.

Madrid me respondió con una sonrisa, porque sabe que todos nos enamoramos de ella,
pero que tarde o temprano la dejamos para ser aún más felices de lo que ya éramos.

Creo que no me guarda rencor, 
y espero que no lo haga porque yo la quiero por lo que fue, y por ti.
Por tu voz.

Porque me permitió escucharla y acompañarla durante lo que a mi me parecieron escasos segundos, durante lo que el calendario dijo ser días, pero que me supo tanto, y a tan poco.

Tampoco voy a ser egoísta, la tuve, 
y eso es más de lo que otras podrán decir.

La escuché ser feliz, o eso parecía. 
La escuché reír tan alto que nuevamente la voz de Madrid dejó de ser ruido para ser murmullos. Ella también quería escucharla, también ella la amaba. 
Y dudo que haya dejado de hacerlo.

Y es que estoy segura de que si pudiese enamorarse de un objeto,
no tendría más remedio que enamorarse de un espejo.

viernes, 18 de octubre de 2013

Puestos a versarnos, besémonos.

Me vas a tener que perdonar, porque he venido a hablar de ti, y no estás aquí para defenderte. De antemano te advierto de que si empiezo no voy poder a parar, lo mismo me pasa cuando te beso, que nunca encuentro el punto, ni el beso final.

Y es que miro tus labios, y quizás tengan las puertas cerradas, pero a mi me dicen "bésame" y aunque dijesen lo contrario, o callasen, lo haría de todas formas. Porque no entiendes que labios hay de muchas clases, pero yo quiero clase de besos que me dan tus labios. Que besos hay de muchos tipos, pero los tuyos no pueden clasificarse.

Son de otro mundo.
Como tus ojos. 

Lo admito, me asusta pensar en la inmensidad de tus ojos, y en cuántas veces me han salvado de las lágrimas, provocándome otras totalmente opuestas a esas. 
Más bonitas.
Más como tú.
 
Pero yo estaba hablando de tus labios, y tengo que decirte que si el amor de mi vida alguna vez me pide que saltemos de un acantilado cogidas de la mano, ese sería el lugar que elegiría, sin pensarlo, para lanzarnos al vacío. 
Y no conozco mejor forma de sentirme completa.

Porque tengo claro que lo importante no es llegar, sino lanzarme al vacío y encontrarte en el fondo sonriendo, sonriéndome, esperándome con los brazos y el corazón abierto.

¿Acaso conocéis forma más bonita de morir que la de ir conduciendo a mil por hora por su cuerpo, terminando el trayecto y perdiendo así la vida en la curva de su sonrisa? 

Porque hay curvas, y curvas, 
y luego está su sonrisa.

Y es que a veces no hay que preguntarse nada.
Lo sabes, y punto.

Aunque a veces sean puntos suspensivos,
y sólo esperes no suspender frente a sus ojos.

Aunque yo soy esa que suspende voluntariamente la asignatura del Amor para volver a probarte, para no aprobarnos, y para versarnos de nuevo cada año.

Y ya puestos a versarnos, 
besémonos.


lunes, 7 de octubre de 2013

Contigo el braille se ha convertido en mi lenguaje favorito.



Yo te miro y se me desorbitan los ojos, y me pierdo en tu planeta ombligo con el fin de conquistar tierra de nadie; porque nadie ha logrado conquistar primero la galaxia que va desde tu cuello hasta tu corazón. 
Y ese es el primer paso.
Y eso ya lo he hecho. 

Lo que ahora quiero es desnudar mis caderas, y atrincherarme en las tuyas. Así que voy a dejar caer mi bandera blanca sobre tu suelo, porque esta noche no tengo pensado rendirme, y creo que tampoco mañana voy a hacerlo. Pero, por si acaso, sólo por si acaso, dejaré mi ropa interior al pie de tu cama, a ver si con suerte arde durante la guerra como espero hacer arder Troya sobre tu cuerpo.

Que hoy tengo ganas del contenido de tu continente, por lo que cojo el mapa del país Tu cuerpo, le abro las piernas y marco la X sobre tu sexo. Y me mojo los labios con tu polvo de estrellas, haciéndome cenizas tras el primer contacto.
Y sin él. 

Porque tú me miras y no te das cuenta de que cuando me sonríes mi cara se hace espejo. 
Y mírame. No dejes nunca de mirarme con esa sonrisa. Porque es en tu sonrisa en donde yo veo el mundo, en donde yo te veo tal y como eres. Desnuda y con ropa al mismo tiempo.

Y ahí es donde entras tú en mi, y yo en ti, comenzando así la guerra que nos hace el amor durante toda la noche. Haciéndonos y deshaciéndonos, buscando el lugar perfecto de tu cuerpo al que mudarme y el lunar más acogedor de tu espalda en el que amueblar mi vida. 

Descubro que mi punto G está en tus dedos 
y que el resto de puntos débiles de mi ser se los ha llevado tu voz. 

Y yo te llamaría, amor, 
pero me has dejado sin voz. 

Y yo te llamaría Amor.


lunes, 30 de septiembre de 2013

Lo que quiero conmigo lleva tu nombre escrito.

Creo que no podría decirte que te quiero tanto como lo hago, no me quedaría tiempo en esta vida para respirar y oler tus manos. Pero dime, ¿quién quiere perder el tiempo en respirar cuando estás a su lado? Yo prefiero mirarte y dejar de hacerlo, prefiero quedarme sin aliento al mirarte o bañarme en tus ojos hasta darme cuenta de que hay océanos en los que no sé si prefiero nadar o ahogarme. 

Y dime, ¿quién quiere perder un segundo más hablando cuando puedo quedarme sin palabras visualizando tus manos? Prefiero aferrarme fuerte a la toma de tierra que me traslada a su cielo con sólo alborotarse el pelo y enmudecer de celos al aire que lo acaricia. Prefiero perder la cabeza en ese momento, y no volver en mí si la ausencia va a ser quién me acompañe.

Yo no quiero volver a casa si las paredes no van a oler a tu piel desnuda al regresar de las clases, ni quiero que llegue la hora del almuerzo sin ti tumbada en la cama, sin mis ganas de comerte apretándome las manos, y sin tu sonrisa de medio lado retándome nuevamente a jugar a ese juego en el que si te dejo, me matas, y si no lo hago, me mato yo.

Que besos hay de muchas clases, y yo ansío la clasificación de besos que me ofrecen tus labios después de permitirme saciar con tu cuerpo mi canibalismo. 

Probé a encarcelarme en tus pulmones, en tu caja torácica y en tu corazón, y me quedé dormida sobre este último mientras me balanceaba y me daba calor. Fue entonces cuando me enamoré de él también, y ¿cómo iba yo a negaros algo si os amaba a los dos? Tú me pediste que te escribiese el poema más bonito de todos los tiempos, y yo te respondí diciéndote que tú eras la poesía que habitaba entre las líneas de mi prosa, y que no había ciudad más bonita para perderse que el lunar de tu mejilla. Él me pidió una canción, y yo le dije que mis favoritas eran tu forma de caminar, el sonido de tus zapatos rozando el suelo, tu respiración acelerada provocando huracanes en mi ombligo y tu particular forma de mecerte.  

Permíteme decirte que al mal tiempo le pongo tu cara, y de repente sale el Sol. Ni las nubes se atreven a mostrarte sus días grises y sus malas caras. ¿Cómo no me iba a enamorar de ti si eres tú quién traspasa con sus ojos el cielo, y no al revés? Si en cada atardecer se pone rojo de tanto mirarte y envidiarte al mismo tiempo. Dime, ¿cómo no iba a hacerlo? Si Amor es lo que siente el mar cada vez que paseas descalza por su orilla, y muere de amor cuando te sumerges en sus costillas. 

Que yo ya no sé si te quiero mucho o muchísimo, pero de lo que estoy segura es de que lo hago. Y de hecho, pensándolo bien, tengo la certeza de no poder decirte que te quiero tanto como lo hago, porque entonces no me quedaría tiempo para besarte, y hay privilegios de los que no me deshago.


martes, 24 de septiembre de 2013

Cuestión de necesidades.

No necesito mirarte 
para saber que eres bonita.

No necesito escucharte 
para saber que tienes la voz de mi musa.

No necesito tocarte 
para saber que en tu piel tatuaría caricias.

No necesito besarte 
para saber que con un beso puedes salvarme.
Y matarme.

Lo único que necesito 
para saberme feliz y completa
es que existas y me creas cuando te digo 
que no necesito más que eso.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Yo me encargo.

Tú aráñale horas al reloj, 
que de tu espalda,
me encargo yo.

Tú cuenta hasta diez, o incluso menos,
que de tus lunares,
me encargo yo.

Tú despreocúpate del mundo,
que de cuidarte,
me encargo yo.

Tú maúllame toda esta vida,  
que de las otras seis,
me encargo yo.

Tú besa tus sueños, y mis labios,
que de tus miedos,
me encargo yo.

Tú duerme, cariño,
que del resto,
me encargo yo.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Del verbo estar.

Estás a una sonrisa de que te bese. 
A un beso de que no pueda dejar de pensar en tenerte.

Estás a medio camino entre quererte
y el paso siguiente.

A escasos centímetros de que retroceder
se convierta en un verbo transitivo 
en transición de extinguirse
entre tu vientre y sus vértices.

Estás intermitente
y permanentemente presente.

Eres, aunque no conmigo.
Soy, lo que no eres conmigo, 
y dejo de ser sin ti,
todo lo que tú eres,
sin-migo.

Estás empezando a irte,
y huyendo de la huida,
que planeé contigo,
miras atrás y me dices que
no hay tiempo para contratiempos.

Estás dejando de estar,
dejándome aquí,
sin motivos por los que quedarme
y seguir respirando,
sin ti.

martes, 18 de junio de 2013

Somos.

Somos el insomnio de cada madrugada,
los desayunos en camas separadas,
los días sin ti 
y las noches sintigo.

Somos las ganas que no se sacian,
las manos que no se alcanzan,
la ropa puesta que no nos arrancamos
con las manos de nuestras ganas.

Somos los ojos cerrados
por miedo a las miradas tristes
y a las sonrisas rotas.

Somos el resultado
de una autodestrucción masiva
sin supervivientes a la vista.

Somos un nosotras que alguien quiso que fuésemos,
pero que no fuimos, ni somos, ni seremos.

Somos lo que podríamos haber sido, de no ser,
en lo que nos hemos convertido.

lunes, 10 de junio de 2013

Ser y estar. O parecer.

Y ser fue entonces sólo un verbo copulativo,
y nosotras fuimos,
sin ser,
y sin conjunción de por medio.

(que nos uniese)

Y fuimos siendo nada,
y fuimos no siendo,
hasta que fuiste sin mi
lo que un día quise ser,
contigo.

Y, 
de pronto,
tu nombre se volvió, 
mi fin del mundo personificado,
mi agujero negro,
y mi talón de Aquiles.

Y lloré tu ausencia,
como se lloran las pérdidas irreparables,
sin corazón,
y con la sonrisa rota.

martes, 28 de mayo de 2013

A falta de besos, rotos que creen versos.

Me querías con ese tipo de amor que transforma amantes en soñadores, 
con la locura que vuelve cuerdos a los locos, 
y que corrompe y corroe a la cuerda más tensa. 

Y tú llegas y tiras de la cuerda de la cordura,
y me tensas hasta que me rompes,
y yo me rompo encantada en tus manos.

Porque me vuelvo loca si me tocan,
y enloquecería sólo porque me rozasen una vez más después de romperme esta noche.

Te olvidas de nuestros sueños y de que hasta despierta tú eres el mío,
olvidas que no quiero despertar si no es contigo, y te olvidas de mi nombre dejándome sin él.

Con testigos de lo que un día fue, de lo que aún tengo grabado en la piel, porque aún no has sido capaz de arrancarme del todo la piel; aunque quién sabe, tal vez ya lo has hecho y ni aún así consigues borrarte y borrarme por completo.

Quizás cambiaste los planes, y no me lo dijiste porque no eran conmigo sino con otra. Quizás su nombre tenía las vocales bonitas que no tiene el mío, o los ojos azules que yo no pude heredar de nadie. Quizás sus labios eran lo perfectos que no eran los míos, que siempre estaban rotos. Lo que no sabes es que lo estaban de pensar tanto tiempo en los tuyos clavándose con fuerza sobre los míos.

Y ahora estás tú, no sé dónde ni con quién. No sé si feliz, o triste, enfadada o no. No estás conmigo, y eso es lo único que sé desde que no estás. Sé que faltas, que me haces falta y que no hay manera de volver atrás.

Así que entiende que aunque sea para romperme yo estaré aquí esperando por tus manos; en tus manos me dejo morir despacio, como despacio llega el olvido, que no la distancia que crece a pasos agigantados sobre mi almohada.

Te sueño cerca, pero cada vez más lejos, por que ni en sueños quieres venir a rescatarme a besos. Y te grito desde la otra orilla para vengas y me rompas los labios, que en sueños son bonitos y están intactos, pero te giras y te vas, y no vienes a besarme. Y me despierto y tampoco estás. Y otra vez tengo los labios rotos de tanto pensarte, y lo único que sé es que faltas, que me haces falta y que no hay manera de volver atrás.

sábado, 9 de marzo de 2013

La semana había transcurrido extraña entre mis grietas, había camuflado hasta tal punto mis debilidades que todo lo que podía percibir el resto era la entereza de mi coraza. Había hecho un trato con mis ojos, pero al finalizar la partida aposté todo al número equivocado y perdí. Perdí lo mismo que aposté y me quedé desnuda frente a tu casa, esperando a que me abrazaras, a que volvieras y me dijeras "no pasa nada, mi amor, lo arreglaremos. Juntas lo haremos". Pero no fue así, me quedé allí, desfragmentando mi coraza y lo poco que quedaba sano de mi corazón. A fin de cuentas ya no me haría falta.

Te lloré en carne viva, y sangre uno a uno nuestros recuerdos. Quizás ya era tarde, aunque siempre fuese la hora ideal para quererte. Tal vez lo mio fuese imperdonable, y entonces yo no volvería en mi. No lo haría puesto que tampoco habría a donde volver. Entonces es cuando tienes que darle las gracias al amor de tu vida por haberte querido,  por haberte cuidado y por haber hecho eso que nunca antes nadie había hecho por ti. Tienes que agradecerle el haberte librado de todos tus miedos, el haber asesinado a todos tus fantasmas confiando en ti por encima de cualquier otra cosa, y el haberte enseñado el significado del sacrificio, del positivismo y del verdadero amor. 

Y seguido a eso viene la banda sonora de nuestro amor a romperme el alma en pedacitos tan pequeños que ni soy capaz de encontrar para recomponerla. Suena e inunda lo que queda de mis pulmones, y yo le subo el volumen tan alto que te escucho cantarme, y cuando notas que lo hago, te entra la vergüenza y callas, pero yo te beso la sien izquierda y te pido que continúes, porque suenas mejor que ella, y no hay nada mejor que el sonido a casa. Por que casa es donde tú vives, y a donde yo quiero e intentaré volver. 

jueves, 24 de enero de 2013

¿Cómo te suena (de nuevo) un 'nosotras'?

Ya sé que ha pasado mucho tiempo, pero hoy es uno de esos días que te recuerdo feliz. Feliz yo, claro, puesto que a ti siempre te recuerdo riéndote. O casi siempre. Volviendo al tema, eso, que te recuerdo, y estoy feliz. Te necesito, qué demonios, ¿para qué negarlo más tiempo?, ¿para qué negártelo a ti cuando lo grita cada partícula de las dos yo's que me componen? La que te conoció, y la que te recuerda.

Sé que no atiendo a razones y soy consciente de que hago lo que me da la gana, de que no actúo cómo y cuándo me dicen, pero ahí está la gracia. Sumisos podemos ser todos, pero no todos podemos tener personalidad para decir "no". Y, cariño, ¡he vuelto! Te prometo que he regresado, que vuelvo a ser yo, y que ya nada me va a hacer retroceder, ni cambiar. 

He vuelto, y aunque me cueste voy a intentar recuperarnos, voy a dejarme la piel en el proceso, lo sé, pero no hay nada que me frene. Mis miedos se están disipando, y mis fuerzas aumentan progresivamente, haciendo mucho más evidentes mis sonrisas. Nos voy a devolver la vida, y si no es así, que no sea por no haberlo intentado.

martes, 22 de enero de 2013

Que (no) os vaya bien.

¿Para qué engañarnos? Dejemos las cosas claras. Vosotros no os enamoráis de mujeres a las que no les quepa el corazón en el pecho, sino de aquellas a las que no les caben los pechos dentro del sujetador, va antes un culo que una buena sonrisa y, quién quiere amor cuando puede echar un buen polvo, ¿no?

A la mierda los corazones rotos, las cicatrices y las secuelas. Que le jodan a sus esfuerzos, a sus muestras de amor y a sus detalles. Que no importan los momentos felices, ni los baches superados, ni las piedras esquivadas. No valoráis las sorpresas, ni que permanezcan en vilo toda la noche pensando en vosotros, y tampoco el amanecer cada mañana al lado de la misma persona, arropándoos con un "buenos días, cariño" y un beso matutino, de esos que a mí me gustan tanto. ¿Para qué tener en cuenta todas esas cosas? 

Total, tan sólo son sentimientos, ¿no?
Sentimientos de los que carecéis.

sábado, 12 de enero de 2013

Breathless.

Respira. vuelve a respirar y déjate llevar por esa música alternativa, rara, que tanto te gusta. Desnúdate con la mente, y deja salir todos tus miedos. Yo los recogeré. Respira, vuelve a respirar, y libérate de tus ataduras, imáginate como serías de no existir ese dichoso "qué dirán", sé quién tu quieres ser, y lo más importante, sé quién realmente eres.

Respira, dale una calada al cigarrito de la risa y vuela. Sin alas, no las necesitas. Ríe, ama, devuélvele sonrisas a todos aquellos que no daban un duro por ti, y demuéstrate que tú vales más que toda esa mierda que algún día tuvo la indecendia de creerse tu mundo.

Respira, no dejes de hacerlo, no pases por alto tus malos momentos, pero no te detengas a analizarlos, ya han pasado, son parte de tí, pero no son imprescindibles ahora mismo. Ya no. Observa cómo te has hecho fuerte y resistente con el paso de los daños, sigues aquí, sigues viva, y por tu sonrisa puedo afirmar que lo estás más que nunca. 

Respira, no les des el gusto a lo demás de dejar de hacerlo, inspira... espira, y así sucesivamente mientras recuerdas cómo nos conocimos en aquel bar, entre tanta gente, tanto humo y la música tan alta. Tú estabas perdido, y yo ansiaba encontrarte. Me gritabas en silencio, llegamos a un acuerdo, yo la mente y tú el corazón.