viernes, 22 de julio de 2016

El que no te ama te hace más fuerte.

Cuanto te amaba no me mató,
pero casi me mato.

Casi acepto la invitación al baile de fin de trayecto 
que me regalaban todos los puentes que visitaba 
cuando tenía los ojos plagados de miedos 
y el corazón devastado tras los incendios.

Y es que sin bosques donde perderme y sin flores que quererme, 
un baile eterno en el cementerio no me sonaba tan tétrico
como tener que verte la cara mientras a otra le mirabas el culo.

Como tener que escucharte reír mientras me veías llorar
o como volver a discutir sobre mi manera de ser con los demás.

A punto estuve de decirme adiós un par de veces 
y, aunque para dejarse vencer hay que ser muy valiente,
reconozco que hay que serlo aún más para no vencerse.

Y está claro que el que no te ama te hace más fuerte.

Cuando te amaba no me mataste
y no será porque no lo intentaste.

Casi me muero
y, lo que es peor, 
casi te creo.

Porque decir 'te quiero' no implica saber hacerlo.

Mírate a ti, 
que cada vez me lo decías más
y me lo hacías menos.

Te voy a regalar un consejo:

Nunca quieras a nadie que no tiene opción de desarrollar la capacidad de amar
y nunca creas a nadie que no tiene voluntad de aprender a decir la verdad.