lunes, 29 de junio de 2015

Me pasa que me pasas.

Desde que llegaste me pasa una cosa:

Me pasa que te veo y me tiemblan las retinas;
que eres tan bonita que cuando te miro me entran ganas de llorar.

En cambio, quiero que sonrías 
y quiero hacerlo todo bien,

pero me pongo tan nerviosa 
que se me hace un nudo de miedo y ganas 
que sólo me permite meter una y otra vez la pata.

Me pasa que he visto la pista de baile que descansa sobre tu clavícula, 
y sólo pienso en la primera vez que me sacaste a bailar.

Me pasa que intento entrar de puntillas en tu vida para no hacer ruido,
para que no te despiertes, sueño mío, pero el amor nunca ha sabido hablar bajito.

Me pasa que me pasas;
que me has atropellado el corazón,
y jamás me había sentido sangrar así de felicidad.

Me pasa que me pasas;
y que no quiero que nos dejemos (de) pasar.

sábado, 20 de junio de 2015

Bésame la nariz.

Escucharte reír en mitad de un beso también es un orgasmo.

Suenas como mi canción favorita y te beso porque me pueden más las ganas que el miedo; 
y eso que estoy acojonada desde el primer parpadeo.

Me miras y todos mis semáforos se te ponen en verde.
No sé a qué estás esperando para cruzar el umbral de mi puerta y colonizar tu nueva casa.

La felicidad son los tres segundos que transcurren entre que me miras y me besas la nariz.

Te miro las manos y ya no sé si es por vergüenza o por protección.
Tienes un eclipse precioso entre los labios y yo no me he traído las gafas de sol.

Te beso con los ojos semicerrados por miedo a estar soñando.
Después te veo al otro lado y ya es seguro.
Tengo que estar soñando.

Te pido que me pellizques, pero deja de hacerlo sobre el corazón.
Sé que no me merezco todo esto, pero no te lo lleves aún.

Se hace tarde, pero a mí me parece demasiado pronto para dejarte.

Dos besos en tu portal me saben a poco
y es más de que lo que jamás pensé que te llegaría a dar.

Si volviese a entrar por aquella puerta,
estoy segura de que volvería a no querer dejarte de mirar.

Te prometo que esta sonrisa no viene de serie:
La estoy estrenando contigo.

Y espero que se convierta en el vestido de los Domingos 
que me pondré cada vez que me lleves a ser feliz contigo.