Desde que llegaste me pasa una
cosa:
Me pasa que te veo y me tiemblan
las retinas;
que eres tan bonita que cuando te
miro me entran ganas de llorar.
En cambio, quiero que
sonrías
y quiero hacerlo todo bien,
pero me pongo tan nerviosa
que se me hace un nudo de miedo y
ganas
que sólo me permite meter una y
otra vez la pata.
Me pasa que he visto la pista de
baile que descansa sobre tu clavícula,
y sólo pienso en la primera vez
que me sacaste a bailar.
Me pasa que intento entrar de
puntillas en tu vida para no hacer ruido,
para que no te despiertes, sueño
mío, pero el amor nunca
ha sabido hablar bajito.
Me pasa que me pasas;
que me has atropellado el
corazón,
y jamás me había sentido sangrar
así de felicidad.
Me pasa que me pasas;
y que no quiero que nos dejemos
(de) pasar.