martes, 19 de noviembre de 2013

Por eso desde que tú no.

Hoy tengo que confesarte que en los peores bares te veo más bonita de lo habitual,
por eso me cuesta tanto salir y tan poco entrar ahora que ya no estás. 

Te fuiste, pero igualmente te quedaste en el motivo del primer trago, 
y me miraste toda la noche desde el fondo del vaso, 
mofándote de mi inútil forma de olvidar que no hace más que recordarte.

No eres consciente de que podría haberte querido toda la noche,
incluso podría haberte soñado toda la vida,
si hubieses querido quedarte,
si, por una vez, no hubieses decidido huir.

Y es que los buenos días se hicieron cuando tú abriste los ojos,
por eso ya nunca quiero que amanezca.

Por eso malvivo de noche,
y me muero cada día.