Me descuelgo,
como
se
descuelgan
mis
versos
sin
tus
huesos.
Y caigo al abismo
si no me abrazan tus ojos,
si no me miran tus manos
y no te beso aquí mismo.
Y ahora.
Ahora que tú faltas,
que lo que faltan
son tus ganas de encontrarme,
desnuda y tiritando,
entre tus sábanas.