Hoy no me siento valiente.
No soy valiente para mirarte a la cara
y confesarte que me gustas.
No soy valiente ni siquiera para mirarte a la cara.
No soy valiente para articular mi nombre
sin que el tuyo me tiemble en la boca.
No soy valiente y me comen las ganas de gritar tu nombre,
de hacértelo resonar dentro del pecho,
y que sientas tan tuyo ese grito,
como tuya me siento dentro del mío.
No soy valiente para decirte que tu espalda
me provoca más vértigo que cualquier abismo.
No soy valiente para hablar de tu espalda
sin tener ganas de lanzarme al vacío.
No soy valiente para revelarte que son tus manos,
que prefiero morir en tus manos
que (no) vivir en las de otro ser humano.
No soy valiente porque he nacido cobarde,
y soy tan cobarde que no encuentro
la manera de explicarte lo que siento
sin obligarte a leerme entre líneas.
No soy valiente, pero ¿qué cojones?
La cobardía me sienta muy bien desde que la sufro contigo.
domingo, 27 de abril de 2014
viernes, 11 de abril de 2014
Arder en el infierno es mejor que cualquier cielo contigo.
Me has querido de verdad,
y eso es
lo que te jode.
No poder
mentirte
como le
mientes al resto.
Te deseo
lo mejor
que se le
puede desear
a alguien
como tú:
Vivir de
mi recuerdo.
Ojalá
estés con ella
y no te
atrevas a hablarle de mi
por miedo
a que nuestros recuerdos
se te
escapen por la boca
y los
haga suyos otra persona.
Que, a
diferencia de ti,
los
cuide, nos
cuide.
Y me
cuide.
Ojalá
pienses en mí
cuando
estés con ella
cuando
estés sin ella,
y cuando
estés sin ti.
Porque
acabarás quedándote sin ti
en uno de
tus intentos por vaciar al resto.
Ojalá
estés con ella
y te
sepas mas mía sin mi,
que tuya
contigo.
E
intentes saborear su piel como si fuese la mía,
como quien
intenta convertir el agua en vino,
porque no
entiende que los milagros no existen.
Y que
aquellos que existen
no dan
oportunidades a quien no se las merece.
Ojalá estés con
ella
y te
sientas más nuestra
que
vuestra.
Cuando
sientas que el nosotras se ha roto
y
enloquezcas con el tacto de cada cicatriz,
intentando
arrancarte todos los puntos de sutura
para poder encontrarme dentro de ti.
Meterás
el dedo en la yaga
sólo para sentirme,
sólo para
sentir algo,
aunque
sea dolor.
Creyendo así poder acariciarme,
pero no.
Porque yo
no voy a estar bajo tu piel
y la herida te va a escocer.
Yo no me
voy a hacer cargo de los daños colaterales
provocados al rociarte con alcohol e incendiarte,
porque primero me quemaste tú,
pero nunca lo suficiente como para extinguirme.
Así que atente a las consecuencias
y arde, amor, arde.
Que el infierno ya ardía antes de que llegases tú,
porque primero me quemaste tú,
pero nunca lo suficiente como para extinguirme.
Así que atente a las consecuencias
y arde, amor, arde.
Que el infierno ya ardía antes de que llegases tú,
y ojalá
ni allí te den cobijo.
Porque
eres veneno
y para el veneno nunca hay sitio.
Porque me
quisiste de verdad,
pero a tu manera,
como tú
(no) sabes.
Porque
aunque sea tu verdad,
y tenga
que respetarla,
no
comparto la idea de pensar
que tus palabras guardaban algún tipo
de veracidad.
Para mí
ya nada de lo que dijiste era verdad.
Aún así no voy a dudar de tus sentimientos,
yo cojo
la pistola, apunto y no dudo en dispararte a la izquierda.
Porque sé que no te mataré.
Porque sé que no te mataré.
Sé que
ahí no hay corazón.
Y sé que por
muy dura que pongas la coraza,
debajo no
hay nada que merezca la pena atacar.
Es de
cobardes ir a por el más débil,
y yo no voy a molestarme en quemar algo que para mí ya es ceniza.
y yo no voy a molestarme en quemar algo que para mí ya es ceniza.
Porque sé que serás tú la culpable de tu muerte,
porque sé que sabes que fuiste la culpable de mi partida.
Porque intentaste jugar haciéndome trampas
y, jugada tras jugada, fui acercándome a la casilla de salida.
Y me fui por la puerta grande,
sin necesidad de despedidas.
miércoles, 2 de abril de 2014
Queda terminantemente prohibido pisarme las flores.
La respuesta fue el "no" que no me diste
frente al "si" que no hizo falta que me dieras
cuando te pregunté si querías irte.
Ahora sé con certeza que no querías haber llegado
y yo nunca debí dejar que hubieses pasado.
- del umbral de la puerta.-
Pasado tendrías que haber sido
incluso antes de ser Presente.
Porque de presente tenías tan poco como de regalo.
No tendrías que haberme pasado,
pero pasaste por donde quisiste,
y deshojaste un campo entero de margaritas
por si acaso ellas mentían mejor que tú,
y alguna te decía que me querías.
Todas dijeron la verdad,
una verdad que yo ya sabía.
Y tú preferiste destrozar por completo
la Primavera que había en mí en cualquier estación del año,
que decir la verdad e irte por donde habías llegado.
Me incendiaste uno a uno los pétalos
y me clavaste a fuego las espinas.
Pasaste y pisaste dejando huella,
y me hiciste trizas las costillas.
Te fuiste por donde habías pasado.
pisándome las flores,
y arrasando con todo a tu paso.
Y paso a paso me di cuenta
de que todo lo malo había pasado
y que todo lo bueno empezó a pasar
el día que pasé de arder en tus manos.
Y de ti,
que ni sé quién eres,
ni por qué me enamoré de ti.
- tras la primera pisada.-
Solo sé que di el primer paso hacia el acantilado de tus ojos
creyendo que era la salida, y no era más que la boca del lobo.
Yo pisé en falso tu presencia
y tú pisaste a fondo para acelerar la huida.
Y me pisó tu ausencia,
por que las ausencias también pisan.
Y muy deprisa.
Con la prisa que te diste
para perderme de vista,
para perderme la pista.
Con la prisa que te dabas
para dejarme pistas en la piel
cuando decías que me querías.
frente al "si" que no hizo falta que me dieras
cuando te pregunté si querías irte.
Ahora sé con certeza que no querías haber llegado
y yo nunca debí dejar que hubieses pasado.
- del umbral de la puerta.-
Pasado tendrías que haber sido
incluso antes de ser Presente.
Porque de presente tenías tan poco como de regalo.
No tendrías que haberme pasado,
pero pasaste por donde quisiste,
y deshojaste un campo entero de margaritas
por si acaso ellas mentían mejor que tú,
y alguna te decía que me querías.
Todas dijeron la verdad,
una verdad que yo ya sabía.
Y tú preferiste destrozar por completo
la Primavera que había en mí en cualquier estación del año,
que decir la verdad e irte por donde habías llegado.
y me clavaste a fuego las espinas.
Pasaste y pisaste dejando huella,
y me hiciste trizas las costillas.
Te fuiste por donde habías pasado.
pisándome las flores,
y arrasando con todo a tu paso.
Y paso a paso me di cuenta
de que todo lo malo había pasado
y que todo lo bueno empezó a pasar
el día que pasé de arder en tus manos.
Y de ti,
que ni sé quién eres,
ni por qué me enamoré de ti.
- tras la primera pisada.-
Solo sé que di el primer paso hacia el acantilado de tus ojos
creyendo que era la salida, y no era más que la boca del lobo.
Caperucita, puesta la venda en los ojos, todo son salidas.
y tú pisaste a fondo para acelerar la huida.
Y me pisó tu ausencia,
por que las ausencias también pisan.
Y muy deprisa.
Con la prisa que te diste
para perderme de vista,
para perderme la pista.
Con la prisa que te dabas
para dejarme pistas en la piel
cuando decías que me querías.
Lo cierto es que
pasó lo que pasó.
Lo que tenía que pasar.
Y ahora pasa que eres Pasado
y que no quiero que vuelvas a pasar.
pasó lo que pasó.
Lo que tenía que pasar.
Y ahora pasa que eres Pasado
y que no quiero que vuelvas a pasar.
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