miércoles, 10 de agosto de 2016

Mañana será otro día.

Me voy a pedir perdón por ser tres veces yo misma.
Por zorra, por sumisa y por indecisa.

Según ellas somos la misma,
aunque yo me siento muy poco mía. 

¿Quiénes sois vosotras y qué habéis hecho con Mía?

Ahora mi única cara conocida es la de la bebida.

Nos hemos hecho mejores amigas,
pero sólo porque cuando ella aparece,
el resto de caras se difuminan.

Tengo más miedo de ser como ellas,
que ganas de soltar la botella.

Hoy he vuelto a beber más de la cuenta.

Más de lo que me atrevo a contar
y más de lo que alcanzo a recordar.

Porque, cuanto más bebo, más me río
y más sencillo me resulta sonreír sin que se note que finjo.

Todo depende de la hora del día, de la compañía y de si la consumición está bien fría.

Tengo las manos rotas y la cabeza caliente.

Me he convertido en el vaso medio vacío de todos los bares de mala muerte
y confundo una invitación a una copa con un golpe de buena suerte.

La sobriedad es un estado de vulnerabilidad y yo sólo quiero que me tatúen en la frente que soy fuerte.
Que no tengo razón, pero que tengo un corazón que no me cabe en el vientre.

A este corte de digestión invita mi mala costumbre de alimentarme a base de corazones en mal estado y a la resaca de mañana la vamos a bautizar como estado de descomposición provocado por un ejército de imbéciles que han sabido cómo atarme las manos después de envenenarme con halagos.

No debería pedir otro trago y, aun así, lo hago.

Me sirven la penúltima (la de la despedida)
y me veo siendo alguien que nunca creí que sería.

Dile a mi yo de mañana que hoy no me espere vestida.

Que no me espere;
que prescinda de mi compañía.

Me voy a pedir perdón por ser tres veces yo misma.
Por llorona, por alcohólica y por suicida.

Me voy a pedir perdón hoy,
pero mañana será otro día.

(y me contaré otra mentira)


lunes, 8 de agosto de 2016

Buena chica.

He vuelto a hacerlo.

Me he deshecho 
y no sé con qué parte de mi cuerpo 
voy a empezar a intentar quererme de nuevo.

Quizás lo haga con la mano abierta 
para cerrarme la boca de una puta vez.

Ayer lloré y lo volvería a hacer.

Lloraría hasta que en los surcos de mi cara pudiesen habitar sirenas 
y puede que les pidiera que me cantasen aquella canción que le recordaba a mí.

Tiene que estar de puta madre saber cerrar los ojos, girar la cara y darte media vuelta delante de alguien que se sacaría los ojos, se rompería la espalda y daría la vuelta al mundo con tal de que a ti no te pasase nada.

Estaría de puta madre, pero ahora dudo hasta de que sea un buen hijo.

Que alguien me explique por qué lo llaman disparo a quemarropa
si yo veía el hielo en sus manos y la sonrisa inundándole la boca.

Metí las manos en la herida para saber si aún seguía viva.

Mastiqué la pólvora y me miré las manos;
Allí sólo había sangre.

Pero su corazón era negro azabache.

¿Por qué vas a tener tú la culpa de todo lo que nos pase?

Yo sé que le has cogido el gusto a eso de autolesionarte,
que es mejor la hostia conocida que la que puedas evitar conocer.

Pero escúchame y deja de abofetearte
o no habrá quien te aguante.

Y no porque no lo merezcas,
sino porque les haces ver que no vales.

Límpiate esas rodillas
y no vuelvas a besar el suelo por nadie.

Yo te beso en la frente, 
pero hazte el perdón y pídete todo el amor que necesites 
y que sabes que sabes darte aunque nunca te lo permites.

¿Un tío te llama fea y tú te pones a llorar?

A veces eres muy imbécil,
pero otras lo disimulas genial.

- Eres muy buena chica, pero...

Pero no tiene ni la menor idea.

Los cristales que pisaste no eran de una botella,
pero te prometo que saldremos de esta sin que vuelvas a abrazarte a ninguna de ellas.

Tal vez seas una buena chica.
Tal vez no.

Pero él es un cabrón.


lunes, 1 de agosto de 2016

Cine de serie B.

La peor película que he visto nunca ha sido la nuestra.

La he visto tantas veces que ya no sé cómo mirarme 
cuando veo a una de las protagonistas tratando de colonizar mis espejos. 

La pobre niña que se imaginaba comiendo perdices en su película de Disney
y que se enamoró de la bestia que nunca llegó a ser princesa.

La he visto tantas veces a través del espejo,
que empiezo a creer que la mala suerte es tenerlo aún entero.

Mirarla a los ojos es como si se incendiase un cementerio
y todos los muertos se hubiesen puesto de acuerdo 
para gritarle que están allí por su culpa.

Pero la culpa no es de quién te la echa, 
sino de quién la acepta como suya.

La peor película que he visto nunca ha sido la nuestra,
y eso que tú has resultado ser muy buena actriz.

¿Cómo de rentable sale besar sin sentir?
¿A cuánto pagan el minuto por fingir ser feliz?

Lo más valioso que te puede regalar alguien es su tiempo,
por eso no entiendo cómo tantos pueden malgastarlo mintiendo.

Que alguien me explique por qué las historias de amor no pasan la itv 
y se multa a todo aquel que manipule, que destruye, que robe y que huye.

Que comprueben si hay un guión 
y, si es así, que lo compartan con el que sufre.

Que le expliquen que hay personas que lo consideran un juego, 
que no saben lo que es querer a alguien que no sea a ellos.

La peor que película que he visto nunca ha sido la nuestra.

Quizás esperabas una que fuese aún más taquillera;
que tuviese más sangre y diese menos pena,
pero eso es lo único que me generas.