miércoles, 28 de octubre de 2015

Terrorismo emocional.

Si de verdad me quieres, 
escúpeles en la boca 
a todos aquellos que me llaman bonita;

que me consideran bonita,
que me crean bonita.

Exígeles que me destruyan;

que me destruyan concepto,
que me destruyan persona,
que no personifiquen la belleza en mi cuerpo.

Entierra mi cuerpo.

Sácame los ojos 

y no se los enseñes nunca a nadie.

No sabes la de cosas horribles que me han visto ser,
la de experimentos a sangre fría y cuerpo presente que me han visto hacerme.

Cóseme los labios.

Por protocolo, de los muertos sólo se permite decir cosas bonitas,
y yo no tengo nada que decirme que no me haya abofeteado en vida.

Rómpeme los brazos y llévate contigo todos los abrazos que tengo guardados.
Párteme las piernas y no permitas que retroceda ni un sólo paso.

Me tengo tanto asco como ganas de perderme la vida.

Soy una terrorista emocional 
y te pido que procedas hasta el final con esta eutanasia asistida. 

No llores por mi, yo estaré bien -muerta-,
aunque ni eso me merezca.

Sé que no ha habido peor tortura que la que he llevado a cabo conmigo,
y que ni tan siquiera ese castigo disminuye la culpa de todo lo que me he herido.

Al menos tú recuerda que no sólo fui yo, aunque también;
que todo empezó cuando permití lo que otros hicieron conmigo.

Te pido perdón, aunque sé que es mejor que no me quede contigo,
no valgo nada entera, así que imagínate a trocitos.

Después de enterrarme, olvida que he existido.
A fin de cuentas, recordar es para aquellos que han creado algo.

Y yo sólo me he destruido.

domingo, 25 de octubre de 2015

160 horas.

Abrir los ojos y no verte al otro lado significa que he vuelto 
a despertarme dentro de una horrible pesadilla con vistas a no acabar.

Cerrar los ojos y no soñar contigo significa que no has vuelto 
y que mi subconsciente no quiere que eche la vista atrás allí en donde tú solías estar.

En cambio, yo no te cierro ninguna de mis puertas 
y te dejo todas mis ventanas abiertas por si te apetece volverte a asomar.

Que ya sé que no soy un museo bonito para visitar, 
pero jamás te van a ver como yo no puedo evitar dejarte de mirar.

Que no existe peor sensación que echar de menos
y yo llevo 160 horas echando de más este no saber cuándo se va a acabar.
-echarte de menos no estaba dentro de mi plan-.

Total, 
que me he puesto el vestido de los Domingos 
perdido de dudas que tal vez nunca me vayas a aclarar 
y me he encontrado al resto de días de la semana intentando escapar;

Y no se lo he impedido, 
porque yo también querría irme contigo.
(pero no sé dónde estás).

Sólo sé que sonreír sin ti se ha vuelto una utopía 
y que llorar conmigo forma parte de mi nueva rutina.

lunes, 19 de octubre de 2015

Cuando pronuncias mi nombre.

Cada vez que pronuncias mi nombre una pareja tiene simultáneamente un orgasmo; nace un bebé deseado, un padre y su hijo saltan dentro de un charco, y una madre y su hija disfrutan comiendo con las manos.

Cada vez que pronuncias mi nombre un niño aprende a decir "mamá", un adolescente aprende a decir "te quiero"; una persona dice por primera vez que no, y un matrimonio pronuncia un "sí, quiero".

Cada vez que pronuncias mi nombre florece un campo lleno de girasoles, sale el Sol al norte de Finlandia, disminuye el número de suicidios y un maltratador pide la eutanasia.

Cada vez que pronuncias mi nombre se va de vacaciones un monstruo de debajo de la cama, se abre la puerta de un armario y el mundo está un paso más cerca de entender que el amor es amor en cualquiera de sus formas.    -aunque yo lo personifique en tu persona.-

Qué sabrán de milagros los creyentes si aún no has pronunciado su nombre;

Si cada vez que pronuncias el mío se me desdibuja la palabra miedo, se incendian todos mis calendarios de malos momentos y se me planta en la cara una sonrisa de idiota que ojalá pudieses verme ahora que pienso en cuando pronuncias mi nombre.

Qué sabrán los tréboles de buena suerte si suerte es que pronuncies mi nombre y que, de pronto, todos los semáforos que me indican el camino a tu casa se me pongan en verde.

domingo, 18 de octubre de 2015

Carta para ti que sé que me estás leyendo:

Anoche fue la segunda vez que te vi dormir... y hoy ha sido la tercera.
Ya sé que dicen que a la tercera va la vencida, pero contigo yo me siento invencible.

Te lo advierto: Si me vuelves a sonreír así, voy a tener que hacerte feliz.

Eres el diente de león más bonito que he conocido nunca.
-no dejes de morderme así.-

Soñar es despertarse contigo al otro lado de la cama,
es escucharte reír; que seas capaz de acallar a carcajadas todo el centro de Madrid.

El amor es lo que me haces cuando me acaricias el pelo, 
cuando me desnudas los miedos y me deshaces carne de abrazo sobre tu cuerpo.

Que entiendo lo que es la suerte desde que me envidio cuando te veo conmigo en los espejos.

Así que cuando leas esto avísame y salgamos a dar un paseo; que echo de menos tus besos y aún no quiero averiguar qué demonios habré hecho yo para merecerme todo esto.

Cuando leas esto recuerda que mis ganas siempre serán más fuertes que mis miedos, que si tú me quieres contigo, yo me quedo, y que si tú... que por que tú... que te quiero.

domingo, 11 de octubre de 2015

Apunta y abraza.

Amor, te he dejado la pistola a los pies de la cama; 
si te levantas con el pie izquierdo, no dudes en dispararla.

El único miedo que tengo es que nunca más lo hagas, 
que te deshagas del arma y me dejes con las huellas intactas. 

Soy la perfecta diana, la Eva que mordió la manzana 
consciente de que el paraíso no es un sitio, sino con quien eliges compartirlo.

Así que deja las manos donde pueda sentirlas. 

En la mesita de noche te he dejado un par de besos de buenos días.
-llámame si necesitas alguno más.-

Soy el monstruo debajo de todas las camas en las que no me haces el amor;
la niñita a la que le han salido astillas en los ojos de tanto abrazar capullos llenos de espinas.

Pero, de pronto, llegas tú con tu saliva 
y lo único que escuece es que hayas tardado tanto en llegar a mi vida.

El mundo no entiende que el amor no es poner la otra mejilla, 
es saber dar la cara y no darle nunca la espalda a quién se pondría entre la espada y la pared 
sólo por que a ti no te pasase nada.

Que yo tiendo a quererme lo que dura una canción bonita, 
pero tú has resultado ser la perfecta banda sonora con la que podría querernos toda la vida.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Enamorarse o morir.

Cuando te dije que tenías permiso para destrozarme la vida te lo decía completamente en serio.

El amor es la hostia a destiempo que te hace cometer muchas tonterías,
y yo me quiero desde que te quiero;

Soy el daño colateral de haberme enamorado de ti.

Al borde de tus acantilados descubrí que padecía vértigo;
por eso ya sólo puedo mirarte a los ojos cuando me aprietas las manos.

Saltar al vacío es intentar volver a casa sin un beso de buenas noches en tu portal,
es creer que soy capaz de volar aunque te vayas, porque gracias a ti me crecieron alas.

Voy a decirlo en voz alta a ver si así, de una vez por mí, consigo que te lo creas:

Te quiero.

Te quiero porque no me pides que lo haga, ni lo esperas, ni me esperas,
pero siempre que llego me recibes con las ventanas de tu sonrisa abiertas.

Llegaste y me estalló de golpe toda la felicidad en la cara;
y yo no pude más que arrancarme todas las pestañas y suplicarle a cada una de ellas que te quedaras.

El amor es un tándem ilógico;
un suicida que se enamora de un paracaídas
y un paracaídas que prefiere enamorarse que asegurarse la caída;
que prefiere hacerse la piel jirones de la mano del suicida antes que morir intacto toda su vida.

Ya sabes, aquí es enamorarse o morir.
Y yo ya no puedo elegir.