domingo, 11 de octubre de 2015

Apunta y abraza.

Amor, te he dejado la pistola a los pies de la cama; 
si te levantas con el pie izquierdo, no dudes en dispararla.

El único miedo que tengo es que nunca más lo hagas, 
que te deshagas del arma y me dejes con las huellas intactas. 

Soy la perfecta diana, la Eva que mordió la manzana 
consciente de que el paraíso no es un sitio, sino con quien eliges compartirlo.

Así que deja las manos donde pueda sentirlas. 

En la mesita de noche te he dejado un par de besos de buenos días.
-llámame si necesitas alguno más.-

Soy el monstruo debajo de todas las camas en las que no me haces el amor;
la niñita a la que le han salido astillas en los ojos de tanto abrazar capullos llenos de espinas.

Pero, de pronto, llegas tú con tu saliva 
y lo único que escuece es que hayas tardado tanto en llegar a mi vida.

El mundo no entiende que el amor no es poner la otra mejilla, 
es saber dar la cara y no darle nunca la espalda a quién se pondría entre la espada y la pared 
sólo por que a ti no te pasase nada.

Que yo tiendo a quererme lo que dura una canción bonita, 
pero tú has resultado ser la perfecta banda sonora con la que podría querernos toda la vida.

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