lunes, 8 de febrero de 2016

Falta es la que haces y la que cometes desde que no me dejas quererte.

Si hace falta miénteme,
pero dime que me voy a curar;
que la próxima vez que te vea no te voy a querer besar.

Dime que tú sabes que, en algún momento,
voy a dejar de temblar cuando entre por la puerta y sepa que estás;

que nos vamos a cruzar
y no me entrarán las ganas tontas de llorar.

Si hace falta invéntate una historia en la que lo hago todo mal,
en la que soy yo la que se inventa una estúpida fecha de caducidad.

Pon palabras en mi boca que yo nunca podría haberte dicho y haz que me las crea,
haz que me autodestruya después de verme reflejada en ellas.

Hazme creer que soy un mal bicho
y que te has ido porque yo te lo he pedido.

Miénteme si hace falta. 
Miénteme porque me haces falta.

Dime que allí donde te solía besar
es ahora patrimonio de la deshumanidad
de algún conquistador que sí te enorgullece presentar a los demás

y que has cambiado nuestro ejército privado de besos
por un soldado apuesto que no te hace feliz,

pero te permite no huir,
no tener que afrontar lo que puedan decir
y a ti te compensa vivir así.

Dime que lo que antes eran nuestras trincheras
ahora son los límites que determinan tus fronteras.

Puedes aferrarte a la última actualización de tu derecho de admisión
e insistirme en que estoy fuera de tu nuevo proyecto de reestructuración,

pero yo me acojo a mi derecho de dimisión 
y, aunque a veces lo intento, nunca me voy.

Yo no tengo miedo 
de ponerme a tiro de tu francotirador,

dile que dispare si tiene valor;
que dispare si ya no te queda amor.

Dame tu peor versión de los hechos
y convénceme de que lo mejor que pudo habernos pasado fue habernos deshecho.

Dame una lección de principios que disfrutamos eligiendo
y de finales que me obligaste a sufrir aún no queriendo.
(yo que aún te quiero.)

Repasa nuestro camino y subraya en rotulador fosforito las veces que te aparté del mío;
verás que una página en blanco es el mejor testigo de todo lo que ya no te digo.

Que yo lo intento, pero mentirme no es lo mío.
Que yo te intento, pero entenderte tampoco es lo mío.

Así que miénteme si hace falta
y dime que tus guerreros me han declarado tu principal enemigo
y que han amenazado con abrir fuego si no me retiro.

A ver cómo les explico que morir ardiendo es mejor que vivir con frío.

A ver cómo les explicas a mis civiles que tu puerto no va a volver a recibirles
y que nos has proclamado herejes desterrándonos a los confines.

Si hace falta miénteles, pero diles que se van a curar,
que esta guerra la van a ganar 

y que te van a dejar de querer 
y se van a empezar a amar.

Miénteles tú porque yo me niego a volver a mentirles,
miénteles tú porque yo no vuelvo a negar que me mentiste. 

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