domingo, 14 de febrero de 2016

Delirios de cuervo suicida.

Yo no sé que habrá debajo de tu cama, 
pero debajo de la mía sólo están todos los polvos que no me echas
y los que utilizo para camuflar estas ojeras.


El monstruo está en el espejo,
por eso le he puesto una orden de alejamiento
a todos los escaparates de la ciudad.


Te aseguro que no quiero ser una santa,
pero tampoco la perra en la que, a veces, me veo reflejada.


Si tú nunca me hubieses mirado así,
yo ahora no tendría estos delirios de cuervo suicida.


Si tú no hubieses dejado de mirarme así,
yo ahora no querría perderme constantemente de vista.


Estoy sumergida en una relación de amor-odio contigo misma.

Te odio por no saber quererme
y me odio aún más por no saber odiarte.


Me odio por no poder evitar odiarme
y me odio aún más por no poder evitar quererte.


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