Confesarte lo difícil
que me resulta extrañarte
e intentar
cuantificarte mis ganas de besarte.
Cogería el teléfono y
te llamaría.
Y al descolgar y oír
tu voz,
estoy segura de que
me rompería.
Pero recogería uno a
uno mis pedazos
y con un hilo de voz
te diría que te quiero.
Que aún te quiero;
que sé que no viene a cuento.
Pero que es mi
cuento. Y que te quiero.
Esta noche me
gustaría llamarte.
Contarte que, desde
que tú no estás,
no tengo mucho que
contarte.
Que cuando me
descubro pensando en ti,
me vuelvo tan pequeña
que me cuesta encontrarme.
Que me adivino
esperándote frente a mi casa,
- con las manos y el
corazón llenos de lágrimas -
por si decides volver
a mi vida para regresarla.
Esta noche desearía
hablarte.
Explicarte que por
las noches sueño contigo
y que las únicas pesadillas que conozco,
aparecen cuando me despierto
abrazando tu vacío.
abrazando tu vacío.
Que me nacen miedos
de las extremidades
cuando no me llegan
para alcanzarte.
Esta noche desearía llamarte.
Susurrarte que desde que no duermes conmigo
se han muerto de frío todas mis ganas de abrazarte.
Susurrarte que desde que no duermes conmigo
se han muerto de frío todas mis ganas de abrazarte.
Ven y déjame que te
cuente un cuento en el que,
por primera vez después de tanto tiempo,
ninguno de los dos acaba muerto.
por primera vez después de tanto tiempo,
ninguno de los dos acaba muerto.
Ven y quédate a que te cuente un cuento.
Ven y déjame que te cuente, cuento.
Ven y déjame que te cuente, cuento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario