jueves, 12 de marzo de 2015

Déjame que te cuente, cuento.

Esta noche me gustaría hablarte.
Confesarte lo difícil que me resulta extrañarte
e intentar cuantificarte mis ganas de besarte.

Cogería el teléfono y te llamaría.
Y al descolgar y oír tu voz, 
estoy segura de que me rompería.

Pero recogería uno a uno mis pedazos 
y con un hilo de voz te diría que te quiero.

Que aún te quiero; que sé que no viene a cuento. 
Pero que es mi cuento. Y que te quiero.

Esta noche me gustaría llamarte.
Contarte que, desde que tú no estás,
no tengo mucho que contarte.

Que cuando me descubro pensando en ti,
me vuelvo tan pequeña que me cuesta encontrarme. 

Que me adivino esperándote frente a mi casa, 
- con las manos y el corazón llenos de lágrimas -
por si decides volver a mi vida para regresarla.

Esta noche desearía hablarte.
Explicarte que por las noches sueño contigo 
y que las únicas pesadillas que conozco,
aparecen cuando me despierto 
abrazando tu vacío.

Que me nacen miedos de las extremidades 
cuando no me llegan para alcanzarte.

Esta noche desearía llamarte.
Susurrarte que desde que no duermes conmigo
se han muerto de frío todas mis ganas de abrazarte.

Ven y déjame que te cuente un cuento en el que, 
por primera vez después de tanto tiempo,
ninguno de los dos acaba muerto.

Ven y quédate a que te cuente un cuento.
Ven y déjame que te cuente, cuento.

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