domingo, 22 de marzo de 2015

Besos de ultratumba.

Quiero que te atragantes con tu arrepentimiento,
que te arrepientas de no haberme besado lo suficiente,
de permitir que otros lo hiciesen demasiado.

Pero ahora ya es tarde;
y yo ya me he muerto.

Ni tan siquiera viva resultaría una testigo fiable de tu arrepentimiento;
yo que, aún con la verdad en las manos, preferí darte mis ojos 
y apretar los puños.
Preferí besar los tuyos.

Por eso quiero que ahora no puedas evitar llorarme el recuerdo,
que no quieras evitar querer abrazar mi cuerpo muerto.

Quiero que padezcas de no haberme querido tener en vida,
cuando aún latía. Y lo hacía por ti.

Cuando aún podías.
Mientras me pudrías.

Quiero que te sientas diminuto,
que te vuelvas miedo,
que te reflejes monstruo.

Quiero que te tengas miedo;
que no puedas dormir contigo
y que no quieras crecer si no es conmigo.

Te quiero necrófago,
enloquecido por mis huesos. 

Quiero que hagas un altar sobre mi tumba,
que festejes tu vida donde yace la mía
y la conviertas en tu hogar.

Quiero que en mi cumpleaños te pongas guapo,
me traigas flores y me saques a bailar.

Quiero que aprendas a bailar sólo para intentar ligar conmigo,
que te olvides de que sólo soy un saco de huesos que ya no tiene ritmo.

Quiero que me abraces,
que no temas dañarme.

Quiero que sepas que una vez muerta
las fracturas no me afectan.

Que después de todo lo muerto en vida,
vivir siendo una muerta es una puta maravilla.

Quiero que encuentres el sentido de tu vida
en la reencarnación de la mía;

y que termines aceptando que una soga
es la única vía que existe para compartir nuestra vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario