Yo ya no soy esa.
Así empieza mi carta de presentación.
Yo ya no soy así.
Ya no me tengo asco y rencor a partes iguales,
ya no me parto en trozos de cristal sumiso y despreciable
y ya no me aparto de mi misma esperando a que me apalee alguien.
Yo ya no soy esa.
Ya no empiezo las historias deseando que fallezcan
y he dejado de creer que lo único que me merezco es que no me vean.
Ya no me deseo muerta
y ahí radica la diferencia.
Yo ya no quiero eso.
Ya no quiero no quererme como si fuese el camino correcto,
ya no quiero no querer como si no estuviese a la altura de hacerlo.
Yo ya no me creo eso.
Ya no me creo a quién dijo quererme y no lloró en ninguno de mis entierros;
ya no me creo a esa yo que ya no soy y que deseaba que no saliese del cementerio.
Yo ya no acepto eso.
Ya no acepto su nuevo concepto de amor como sinónimo de desprecio.
Porque amar es aceptarte y aceptar a la otra parte;
y aceptarse y despreciarse no bailarán juntas en ninguna frase.
Somos una panda de ignorantes.
Ah no,
yo ya no.
Yo ya no soy esa.
Ahora yo soy esta
y estás a tiempo de conocerla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario