martes, 25 de marzo de 2014

La boca me sabe a polvo.

Que puta es esa manía que tienes
de querer hacerme tuya.

Tan puta como esas formas que tienes de tratarme
cuando quieres hacer tuya a otra de esas putas.
Tan jodidamente idiotas como ésta.
Como yo.

Sentirme como me haces sentir es una putada,
sentirme tan putamente vacía de ti. 
Y tan puta, a secas.

Bajarme las bragas, 
bailarte el agua.

Hacerte la cama a ti
y a cualquiera de tus putas.

Pero sin dejar de ser una.
Pero queriendo por fin deshacerme de esta sensación
de correrme cada vez que pienso que igual decides no volver.

Porque vuelves.
Joder, vuelves.
Y vuelvo a ser tu puta,
sin haber dejado de serlo.

Tu preferida, según tú.
Según una de tus tantas putas mentiras,
que digo no creerme, pero escucho.
Y al final me termino creyendo

Como eso de ser la única,
cuando aún no había otra.

Como eso de ser la mejor,
cuando ya no era la única.

Como eso de que me querías,
cuando te dije que quería irme.

Como eso de que era tuya
y no podía hacerlo.

¿Quién se cree eso a estas alturas de la película?

Que todos hemos visto porno, aunque alguno de vosotros quizás lo oculte,
y todos sabemos que siempre es la misma historia, adornada de diferente forma.

Yo era tuya, como otras muchas.
Y como otras muchas me hiciste dejar de ser mía
como condición para ser tuya.

Y dejé de serlo. 
Por ti, pero por mi culpa.

¿A cuantas más les habrás ido con el cuento de encontrarles tesoros entre las piernas?

Con eso de poder ser el timón de sus vidas a la deriva.
Creyéndote un salvador de almas perdidas.

Que no es por ti.
Es por mi,
y también por ti.

Porque haría lo que fuera con tal de mantenerme alejada de ti.

Que no eres tú.
Y eso lo tengo claro.

Que soy yo.
Que me quiero demasiado.

Ya ves,
ahora elijo de puto en puto,
y puta porque me toca.
O porque quiero.

No te confundas,
no es porque quieras,
y menos aún porque te quiera.

Es porque me quiero más de lo que querría quererte cualquiera.

Que yo no necesito un chulo
que me busque oficio.
Que lo mío se hacerlo.
Y no es, ni será contigo.

Tú que vas de cama en cama,
de polvo en polvo,
de boca en boca,
quizás me entiendas
o quizás no tengas ni puta idea.

Lo que si tengo claro es que desde hoy tienes una puta menos.
Y mucha suerte de haberme tenido entre las piernas.

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