domingo, 26 de agosto de 2012


Suena y, automáticamente, pienso en ti, o tal vez, lo que ocurre es que pienso en ti, y mi subconsciente se convierte en aliado de las yemas de mis dedos, y ambos, te buscan hasta que te encuentran. Pero lo que es una realidad, es que pienso en ti, y ahora, este Agosto, mi cabeza te piensa más, y mi corazón te siente lejos y cerca al mismo tiempo, a la misma vez, al ritmo que suena la canción, en la que descansa, sobre cada nota, tu recuerdo.

Te hablo de Agosto, porque antes, no quería hablar de ti, intentaba no hacerlo, y ya entiendo el por qué. No se hablar de ti en pasado, si de nuestros recuerdos, pero no de ti, no de nosotras como núcleo, como un único corazón bipersonal. Eres mi niña, mi amiga, mi aún amiga. Échale la culpa a mis palabras, que no son correctas, que se equivocan, pero entiéndelas, desean que sea una realidad lo que cuentan. Te describen, yo te imagino y sonrío, y tú me devuelves la sonrisa, a pesar de que lo que yo recibo a modo de una sonrisa nueva, es tan sólo una diapositiva de una de aquellas que tú me regalaste en un pasado, que aunque no tan lejano, parece haberse transformado en un millón de años. 

Ahora suena Forever (irónico, ¿verdad?). Adverbio de tiempo que no consigue fusionarnos junto a su esencia. Suena la voz de tu marido, y escucho tu voz recordándomelo, y la mía contradiciéndote. Se escuchan nuestras risas de fondo, y poco a poco, van dejando paso a los silencios... Y allí es donde tú y yo nos separamos. Dos, ya no una.

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