lunes, 8 de agosto de 2016

Buena chica.

He vuelto a hacerlo.

Me he deshecho 
y no sé con qué parte de mi cuerpo 
voy a empezar a intentar quererme de nuevo.

Quizás lo haga con la mano abierta 
para cerrarme la boca de una puta vez.

Ayer lloré y lo volvería a hacer.

Lloraría hasta que en los surcos de mi cara pudiesen habitar sirenas 
y puede que les pidiera que me cantasen aquella canción que le recordaba a mí.

Tiene que estar de puta madre saber cerrar los ojos, girar la cara y darte media vuelta delante de alguien que se sacaría los ojos, se rompería la espalda y daría la vuelta al mundo con tal de que a ti no te pasase nada.

Estaría de puta madre, pero ahora dudo hasta de que sea un buen hijo.

Que alguien me explique por qué lo llaman disparo a quemarropa
si yo veía el hielo en sus manos y la sonrisa inundándole la boca.

Metí las manos en la herida para saber si aún seguía viva.

Mastiqué la pólvora y me miré las manos;
Allí sólo había sangre.

Pero su corazón era negro azabache.

¿Por qué vas a tener tú la culpa de todo lo que nos pase?

Yo sé que le has cogido el gusto a eso de autolesionarte,
que es mejor la hostia conocida que la que puedas evitar conocer.

Pero escúchame y deja de abofetearte
o no habrá quien te aguante.

Y no porque no lo merezcas,
sino porque les haces ver que no vales.

Límpiate esas rodillas
y no vuelvas a besar el suelo por nadie.

Yo te beso en la frente, 
pero hazte el perdón y pídete todo el amor que necesites 
y que sabes que sabes darte aunque nunca te lo permites.

¿Un tío te llama fea y tú te pones a llorar?

A veces eres muy imbécil,
pero otras lo disimulas genial.

- Eres muy buena chica, pero...

Pero no tiene ni la menor idea.

Los cristales que pisaste no eran de una botella,
pero te prometo que saldremos de esta sin que vuelvas a abrazarte a ninguna de ellas.

Tal vez seas una buena chica.
Tal vez no.

Pero él es un cabrón.


No hay comentarios:

Publicar un comentario