miércoles, 17 de noviembre de 2010

Te echo de menos, princesa..



Te echo de menos, y no sólo te echo de menos a tí, sino también a cada una de tus manías. Echo de menos tu ya preocupante manía de fumar constantemente, echo de menos tu manía de dejarte ver sólo si me veías y echo de menos a la compañera de mis horas, de mis segundos. Echo de menos a la dueña de mis sonrisas, pero echo aún más de menos cada una de las tuyas. Echo de menos que me veas conectada y me hables, echo tanto de menos ser importante para ti porque tú siempre vas a serlo para mi. Echo de menos tus enormes y preciosos ojos que se comen el mundo, y no sólo el mundo, también mi corazón. Echo de menos tu voz y tus tonterías, tus piques en casa, y el volumen de tu risa, su armonía. Echo de menos la facilidad con la que el tiempo se paraba cuando tu estabas, y cómo el resto del mundo callaba para que yo te escuchara, o igual no callaban, pero yo sólo te oía a ti. Echo de menos tus palabras bonitas aunque los recuerdos siguen martilleando mi cabeza, siguen atormentándome, siguen haciendo que piense en cómo te fuiste, una y otra vez. Echo de menos verte durante el transcurso de las horas y perderme entre las comisuras de tus labios, en la forma de tu pequeña y adorable nariz, en el contorno de tu rostro y en la naturalidad de tu pelo, pese a los kilómetros de distancia. Echo de menos tenerte ahí y que me alegrases los días, que te llevases mis tristezas y que hicieses que cada día fuese especial a través de una simple pantalla. Pero al otro lado estabas tú, y eso lo cambiaba todo. Echo de menos ponerme nerviosa con un simple hola, o discutir sobre las equivocaciones de tus besos, aunque sabía que eran para mi, aunque ahora ya no lo sean... Echo de menos decirte lo preciosa que eres y publicarlo en cada rincón, dónde todo el mundo pudiese verlo. Echo de menos decirte que te quiero, y no porque ahora ya no lo sienta, sino porque ahora lo siento más que nunca. Echo de menos ser tu niña, aunque tú sigas siendo la mia. Echo de menos mi vida cuando no está junto a la tuya, porque ya no recuerdo como era mi vida sin ti. Echo de menos a los latidos de mi corazón porque tú te los robaste.


Y no echo de menos recordarte, porque te recuerdo a todas horas.


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